Tanta Wawa: Una Tradición Andina



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En las regiones andinas del Perú, la festividad del Día de Todos los Santos, celebrada cada 1 de noviembre, cobra un matiz muy especial con una tradición ancestral: la preparación y consumo de los famosos tanta wawas, panes en forma de bebés. Esta costumbre, que abarca desde Áncash hasta Puno, no solo es un manjar delicioso, sino también un símbolo profundo de sincretismo cultural, donde las creencias andinas y las tradiciones coloniales se fusionan para dar forma a un ritual que ha perdurado por siglos. A pesar de las modificaciones que ha sufrido con el tiempo, su esencia sigue siendo la misma: una celebración de la vida y la muerte, de la renovación y el renacer.

Origen y Significado de la Tradición

El concepto de tanta wawa proviene de la combinación de dos palabras quechuas: «tanta», que significa pan, y «wawa», que significa bebé. Así, la tanta wawa es literalmente un «pan en forma de bebé». Esta tradición, aunque se ha modificado a lo largo del tiempo, conserva su conexión con el mundo andino prehispánico, donde los muertos no eran vistos como ausentes, sino como deidades que seguían ejerciendo influencia en el mundo de los vivos. Los andinos, como explica el sociólogo Pedro Pablo Ccopa, veían a los difuntos como parte de las fuerzas protectoras, como Pariacaca, Chaupiñamca, o Pachacámac, y por lo tanto, los honraban con ofrendas de comida y bebida.

El Encuentro de Dos Culturas

La tradición de la tanta wawa es el resultado de un largo proceso de mestizaje cultural entre las creencias indígenas y las costumbres traídas por los conquistadores españoles. En el siglo XVI, el cusqueño Francisco de Ávila ya señalaba que, después de la muerte, las almas de los difuntos regresaban a sus hogares, donde las familias les ofrecían alimentos y bebidas. Sin embargo, los españoles, con su visión más racional y estructurada, trataban de erradicar estos rituales, viéndolos como idolatrías. A pesar de los intentos de los colonizadores por suprimir estas creencias, el culto a los difuntos persistió y se amalgamó con las festividades cristianas del Día de Todos los Santos.



Pedro Pablo Ccopa sostiene que hablar de la tanta wawa es hablar de un cruce de culturas. Los indígenas, con su visión mítica del mundo, se encontraron con los españoles, cuyos conocimientos eran más racionales y estructurados. Esta interacción dio lugar a un ritual en el que los muertos, en su forma de wawas, son celebrados con panes dulces, una metáfora del renacimiento y la perpetuidad de la vida.

Variedad de Formas y Sabores

A lo largo de la sierra sur del Perú, desde Ayacucho y Arequipa hasta Apurímac, Cusco y Puno, la tanta wawa se presenta en diversas formas y sabores. El Inca Garcilaso de la Vega, en sus Comentarios Reales, ya mencionaba los panes de maíz que se utilizaban en las celebraciones, y el pan común se conocía como «tanta». Con el paso del tiempo, la tanta wawa se ha caracterizado por su forma infantil, que representa la vida naciente, y por ser un pan dulce. Sin embargo, en algunas regiones como Áncash y Pasco, se preparan tanta wawas de sabor salado.

Las formas de los panes también varían, y no siempre son humanas. En algunas zonas, los panes son modelados en forma de animales como palomas, cóndores o llamas, y su forma tiene un significado simbólico: los panes con figuras de animales se entregan a los hombres, mientras que aquellos con figuras de bebés se destinan a las mujeres. Aunque esta distinción no es siempre estricta, sigue siendo una práctica común en algunas comunidades.



La tanta wawa no solo se caracteriza por su sabor, sino también por los adornos que lleva. En algunas regiones, los panes se decoran con caramelos, pasas, grageas multicolores y hasta detalles que reflejan la riqueza cultural y creativa de cada comunidad. A lo largo de los años, la preparación de las tanta wawas ha evolucionado y se ha adaptado a los gustos contemporáneos, incorporando nuevos ingredientes y presentaciones, pero siempre manteniendo su conexión simbólica con la muerte y la vida.

Ingredientes y Preparación

La receta básica de la tanta wawa incluye ingredientes sencillos pero sabrosos, como harina de trigo, manteca, chancaca, huevos, leche, agua de canela, clavo de olor, anís, esencia de vainilla, levadura, pasas y caramelos. Sin embargo, cada región tiene su propia variante, adaptando los ingredientes según los productos disponibles y las tradiciones locales.

A pesar de que el pan en sí tiene un origen árabe y el trigo llegó al continente americano con los colonizadores, las tanta wawas pronto se fusionaron con los ingredientes autóctonos, creando una receta mestiza que refleja el encuentro entre dos mundos. Algunas voces sostienen que las tanta wawas no son solo un producto del mestizaje, sino una creación propia de los incas, aunque no hay consenso sobre este punto.

La preparación de estas deliciosas piezas de pan es una labor artesanal que implica paciencia y destreza. En las festividades de Día de Todos los Santos, las familias se reúnen para amasar y dar forma a las tanta wawas, un proceso que, más allá de la técnica culinaria, representa un acto simbólico de conexión con los ancestros y con la vida misma. Los panes son luego horneados hasta alcanzar una textura suave y dorada, listos para ser ofrecidos a los muertos.

La Tradición Hoy: Un Mordisco al Futuro

En el siglo XXI, la tradición de la tanta wawa sigue viva y se ha adaptado a los tiempos modernos. En la actualidad, las tanta wawas son parte fundamental de las celebraciones del Día de Todos los Santos en diversas ciudades del Perú, especialmente en el sur andino. En el Museo Nacional de la Cultura Peruana, se lleva a cabo un festival anual dedicado a esta tradición, que ya cuenta con 23 ediciones. Además, estos panes se han convertido en un clásico de los festivales gastronómicos de la capital, donde los visitantes no solo disfrutan de su sabor, sino que también aprovechan la oportunidad para tomarse una selfie con estas figuras tan particulares.

El sociólogo Pedro Pablo Ccopa resalta que, aunque las tradiciones siempre están en constante transformación, la esencia de la tanta wawa permanece intacta. En los concursos de tanta wawas en Lima, por ejemplo, se pueden encontrar innovaciones como tanta wawas con faldas, con nombres propios o con nuevas formas. Estas adaptaciones no son una traición a la tradición, sino una demostración de cómo las culturas evolucionan y se adaptan a los nuevos contextos, manteniendo siempre la conexión con el pasado.

Un Producto Cultural que Une el Pasado y el Presente

La tradición de la tanta wawa es mucho más que una receta culinaria. Es una manifestación cultural que ha logrado resistir el paso del tiempo, fusionando creencias prehispánicas con elementos del mundo colonial y contemporáneo. A través de estos panes en forma de bebés, los pueblos andinos no solo celebran el Día de Todos los Santos, sino que honran a los muertos y celebran la vida y el renacimiento.

Aunque las formas, los sabores y las presentaciones de las tanta wawas hayan cambiado a lo largo de los siglos, su simbolismo sigue siendo el mismo: un acto de memoria, de continuidad cultural y de conexión entre el mundo de los vivos y los muertos. Como bien señala Pedro Pablo Ccopa, las culturas son dinámicas y, aunque se transforman, no pierden su esencia. Y en el caso de la tanta wawa, esta esencia sigue viva, uniendo a generaciones pasadas y presentes en una celebración de vida y muerte.



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